sábado, 8 de octubre de 2011

EL TITULO QUE MAS OS GUSTE



Sentado en la atabiada acera barcelonesa, en el asfalto más duro, homogéneo y descarnado que ha construido un ser humano; una ráfaga de viento, suave pero intenso, susurró sus oídos, erizó sus pelos humanos. Miró al cielo con firmeza, traspasando sus ojos todas las dimensiones existentes, se reconoció entonces como parte de la tierra, del cielo, de las montañas. Su sintonía cambió bruscamente, desentonando una emoción interna poderosa y llena de la rabia más infinita.

Recorrió las calles como un poseso, recaló en una de las muchísimas obras urbanitas, que aquellos “fraguels rocks”, construían sin cesar. Robó el martillo percusor, se agarró a una botella de whisky hirviendo, se puso a perforar el asfalto sin miedo y con decisión. Cada metro ganado era el preludio de su propio descubrimiento. Pensaba “... nuestros gobiernos nos taladran, nos chupan hasta el último gramo de sangre, ahora yo les voy a taladrar hasta que llegue al mismísimo infierno...”

Pasaron semanas enteras, sin comer ni beber, solo se dedicaba a taladrar, durante la última semana de octubre, dió con lo que buscaba. La calor vaporosa magmática recalaba desde lo más profundo de las entrañas de la tierra, su visión de un personaje rojo, riendo y muriendo, volviendo a nacer y muerte otra vez, le dejaron perplejo. Salió corriendo, se paró en un bar y pidió una cerveza bien fría, ahora sabía por fin, que el infierno no es más que la puerta corredera de atrás de ésta nuestra sociedad. Bebió la cerveza sin degustarla... El anticiclón ya pasó, y ahora el infierno deja de rugir. Ahora rugen las olas.

Que las olas nos matengan cuerdos con nuestro sistema vital, porque sino, allí abajo ya no cabrán más.