miércoles, 23 de septiembre de 2015

Errantes

        

Cuál confundido hombre, recaba, en su caminar, perdiendo el respeto por el elemento agua.

Camino contaminado de pensamientos inequívocos. Me hablan de otro mundo, me hablan de lo exquisito de los otros lugares, me hablan de rompientes perfectas, me hablan de todo un conjunto de fantasía real.

Y aquí, en el confín de la existencia mi alma me habla, se alimenta de la soledad sometida al verano. Quizás, en aquellas lejanas rompientes, los antiguos, disfrutaron del momento, momento remoto, que trae las brisas de los cambios, de la aceptación de lo que uno hace, de lo que se dejó de disfrutar. 

Somos los vampiros de la eternidad, de la fragancia sin contextos, de la precariedad existencial, vampiros del momento equívoco.

La vida en la rompiente son muchos momentos en uno.