"El maestro dice..." o "magister dicit" en latín. Gracias a Diego Walter y sus enseñanzas sobre el manejo y disfrute de una tabla por encima de los 7" pies pude descubrir una nueva manera de entender, aplicar y quitarme el ego egoista que envuelve a los surfistas, valga la redundancia.
El alma se divide o se corrompe en varias secciones, egoismos, algoritmos, lógica, desentendimiento, apelmazamiento, corrupción, sensación, sentimientos, sentidos y todo un largo sin fin de necedades propias adquiridas o aprendidas. El día que vi a Diego sobre su 9" pies y pico vi el aspecto del alma en la plenitud del entendimiento, de la conexión existente entre el indio que monta su carruaje y lo conduce con exiquisitez sobre la superficie cristalina de nuestra carretera transparente y espumosa, y el indio que intenta matar a latigazos a su carruaje y al maltrato de la carretera. ¿Para que tanta pollada revistera?,¿porque tengo que surfear como ellos? Reflexiones a parte, Diego tiene su propio estilo, propio, sin copia alguna, y eso se nota en el trazado de la línea. Ese hombre me enseñó a entrar en los tubos, ese hombre tiene el aspecto de un tarzán incomensurable, a ese hombre le debo algo que no se lo podré pagar en la vida, pero de alguna manera toda la energía y potencia que desarrolla en la ola no es en valde; la ejecución de toda esa masa enérgica la distribuye de manera eficiente. He visto mil tios haciendo mil seiscientas maniobras increibles, pero, mierda todos parecen lo mismo... Esas mismas fuerzas que rigen el universo, también nos rigen a nosotros, a las olas, a las tablas. Eso si, cuando el maestro dice voy... Lo da todo en uno. Tabla, cuerpo, alma, ola y espíritu santo. Amen.
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