Las playas llenas de surfers radicales, rubios, tatuados, sucios... Realizando sus triquiñuelas habituales... de dónde salen estos malditos... De repente una silueta aparece en la cresta, como salida de la nada y empieza un baile. Un baile bailado al ritmo hawaiiano, con espiritualidad, tranquilidad, esperando a que la línea deslizadora vaya llenándose de agua, para que su tablón, cual espada afilada, glasee el espacio vital acuático.
Cuando Ángela surfea su longboard, el aura de los surfers radicales cambia de color, se quedan congelados ante la figura erguida. Sus hang-five, los obliga a morder la espuma.
Y es en esa suavidad surfística dónde reside la sabiduria de entender el mar, las olas, la naturaleza y a uno mismo.
Ángela es armonía en puro estado y las olas le acompañan en su caminar acuático.
Ya le gustaría a muchos surfean como lo hace Ángela.
Ángela is a Lonely Surfer.
P.D: Los acertijos son la esencia de la respiración.
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