Surfear en solitario

Foto: Dani, hace 3 años, soledad.

Foto: Dani, hace 3 años, soledad.

La soledad buscada, sin más. Lo fácil que es prepararse unos bocatas de chorizo, agua y una tortilla de patatas. Meter tu tabla de surf, y empezar la búsqueda... Pero ¿busqueda de qué?... Aquí se abre un debate interesante y de fácil comprensión. La búsqueda de uno mismo.

Saber que por tí mismo puedes surfear, sin necesidad de que nadie te observe, te juzge o altere tu estado. Muchos años corriendo por diferentes sitios, surfeando todo tipo de rompientes y la conclusión final bien sencilla: Nos guste o no el surf es un deporte individual que se convierte en colectivo cuando llegamos a la masificación, pero sólo, con un poco de imaginación y ganas, uno puede surfear en solitario, incluso en los días en que las olas tienen un parte muy bueno.

La valoración interna se torna peligrosa cuando te preguntas ¿estaré en el sitio correcto?, ¿estarán mis amigos cogiendo mejores olas?, ¿quizás me tuve que quedar en mi playa habitual?... Esas preguntas retumban en la cabeza de todos los que cogemos olas. Aunque, la pregunta que nunca nos hacemos es: ¿Sabré estar sólo conmigo mismo?, eso es lo duro, lo no establecido, saber que uno mismo es su propio enemigo, que dentro de tu cerebro, recorren ideas perplejas y conservardoras.

Ahora, sí, surfear sólo se puede, otra cosa es que lo quieras y lo hagas. En ocasiones la naturaleza nos brinda opurtinadades únicas e irrepetibles, si el temple no se torna visceral entonces surfeas sólo.

Reflexiones cautivas en el tiempo, pero el tiempo se acaba.