A los surfistas (no ha todos), lo que se nos hace corto no es el verano, sino el invierno. Durante unas semanas, el Mediterráneo, no ha hecho honor a su mar calmo y nos ha degustado con algunos días de olas. La cabeza a punto de estallar, las venas llenas de hielo, los pies (¡¡Joder, no me siento los pies, y debajo que tengo ¿una tabla o los muñones ultracongelados?), pero eso, si me gusta, la soledad que se genera, el ruido sin el ruido, las caras inexpresivas, los ojos fuera de órbita, el viento gélido, helando nuestras partes más íntimas he incomprendidas. Y tanto sufrimiento, se transforma en un orgasmo megapluscuanperfecto, del abrazo del mar, al latigazo de la calefacción del coche. ¿Quién coño va a coger la gripe A, estando en el agua congelada? Además, con las nieves que han caído tenemos hielo gratis (algo así me comentó Diego). Bueno gente, más información en www.mebatieronloshuevos.com.
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