sábado, 26 de febrero de 2011

SIN ESPACIO CEREBRAL



Los incidentes transcurrieron de manera precipitada. Aquel hombre empuñaba su arma con decisión, sin semejante autocontrol, hubiera rebentado la cabeza del insensato que se atrevió a dispararle por la espalda. Miró con frialdad, analizando cada centímetro de su organismo residual. El sudor le recorría la frente con suavidad, su dedo retorciendose como una serpiente sobre el gatillo propulsó el disparó final. Se retiró sin prisas, arrancó su coche y se dirigió a la playa. Los primeros rayos de sol circumbalaban el fruncido ceño de Juan, sus ojos chispeaban tranquilidad. El mar asomó sólido, con olas redondas, al llegar al aparcamiento se encontró con Julian, su amigo.Esbozó una sonrisa, saludándolo con entusiasmo mientras se colocaban el traje de neopreno, cogieron las tablas y se dirigieron con cautela a la rompiente. En la primera serie Juan remó con decisión, desplazó con fuerza, se afianzo en el tubo, de repente el vacio más infinito se reprodujo ante sus ojos, vió el arrecife saliente bajo sus pies, resbaló y su cabeza se estrelló contra el afilado arrecife. Murió, desangrado por su propia ira, fue tribunal, juez y verdugo. El mar y los elementos fue su tribunal, la ola el juez y el arrecife su verdugo. Se volatilizó su alma en el corazón del arrepentimiento más brutal jamás conocido por el hombre. Su tiempo se paró de repente de la forma más inesperada. Cuestión de tiempo, cuando volvió en vida, después de miles de reencarnaciones violentas. En la última de ellas dejó de ser violento para preguntarse: ¿Quién es el alumno y quién el profesor?, su reflejo le contestó de inmediato. Un día eres alumno y otro profesor.

1 comentario:

  1. Desde aqui quiero dar la enhorabuena a estos monologos e historias que de vez en cuando nos sorprendes.
    Sigue asi pues desde el mas remoto e infinito lugar de la tierra de vez en cuando conectamos la realidad y nos alegra leer tus historias. Un saludo.

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