El egocentrismo acumulado en la acción de surfear confiere un énfasis, prevaleciendo la figura del surfista sobre la ola y no al revés. La diferenciación de dicho acto constituye un ejercicio de comprensión y diferenciación gigantesco. La realidad se divide en dos, tres, cuatro y en cuantos trozos uno desee; puedes observar el mar y pensar "... está bien hoy me toca a mi, voy a reventar las olas..." (surfista motivado por el reconocimiento de los demás y el propio suyo), o el surfista tipo "... está bien, hoy toca disfrutar..." (surfista motivado por el propio mar, sin importar el comentario de los demás y el propio suyo), y es aquí donde el círculo de la percepción comienza a enrolar todo un proceso mental, motivado por nuestra educación, imagen, conductas, enseñanzas y otros disparates que nos confiere el espectro de lo que llamamos personalidad. Ahora vamos a desgranar las escenas que uno puede ver en la playa o en cualquier lugar. Si quieres probar la percepción como tal, existe un ejercicio sencillo; mira a un árbol, planta o lo que te plazca con total atención, deja tus conocimientos a un lado, no juzgues, no pienses... sólo observa. Desenfoca y enfoca los ojos hacia ese objeto o planta o lo que sea, y mira como cambia su aspecto.
Cuando este ejercicio te comience a dar resultado haz lo mismo cuando vayas a surfear, olvidate de tus conocimientos, experiencias y demás. Vacíalos de manera sustancial, ya verás como tu manera de surfear cambia a cada ola, el disfrute diferente, el mar lo ves con otros ojos. Se que todo esto os sonará raro, pero ciertamente todo cobra sentido, con el paso de tiempo. Los actos de las personas, son actos egoístas por antonomasia, un acto altruista no deja de ser un acto egoísta en su puro estado.
A por cierto, cuando digo "... a dar resultado...", es el que tu quieras ver sin ningún prejuicio, sólo deja que tus ojos vean lo que nunca verás en estado consciente real.
Amigos la vida es la ostia y la muerte la ostia que nos golpea a todos.
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