La programación humana extendida desde nuestro nacimiento, hasta el
final de nuestros días, nos promueve una sensación de infinidad física
y emocional. La exigencia de la sociedad embaucadora nos genera
distracciones, dichas distracciones nos comportan enfermedades, tanto
físicas como emocionales. Olvidar por un momento nuestro conocimiento
nos abrirá una nueva frontera, una frontera sin barreras, donde no
habrá ni futuro ni pasado, sólo el ahora. ¿porque nos preocupamos por
el futuro si no vivimos el momento, el ahora? En nuestra periferia
cerebral tenemos una capacidad increible de estar reconfortados con
nuestro ser superior, ¿y quién es nuestro ser superior? Apaga la luz de
tu cerebro social y consciente y resetealo durante cada jornada de tu
vida y conectaras con algo llamado sentido común. Ideas frescas. La
gracia de vivir o la desgracia de no vivir en vida.
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