El síndrome de la percepción irreal, de tus odios y frustraciones internas. Convaleciste de tus errores, repartiste de tu saciedad, la persona sin límites limitados por sus extremidades. De donde la reacción inhibida reaparece como relámpago en mano. Allí donde se perdió el sentido común, la paciencia y la compresión. Aquí y ahora, ejecuta tus pensamientos, destruye los parámetros aprendidos, rompe tus moldes o complejos, alza tus manos y acaricia el viento. El viento, sabio silbido que te habla en silencio y absorbe tus pensamientos. Líquido mental deslizante.
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