Todo es un juego. A medida que nos hacemos adultos, el juego, pasa a ser una cosa de niños. Automáticamente, se enciende un chip que te dice "... Venga chaval que ya no eres un niño...". Error, gran error. Si dejas de tomarte las cosas como una diversión o restándole un poco o bastante de importancia, te espera un camino de sombras oscuras y de úlceras estomacales de nefastos resultados.
Desnúdate, no eres más que un saco de huesos revestido con piel y órganos para que funciones durante un tiempo. ¿Pero que hay del niño que llevas dentro? Poco o nada, si te has dejado maltratar como un desamparado.
El mundo chirría a tu alrededor, el cosmos gira una y otra vez, y aquí los eslabones perdidos, no queremos creer en nosotros mismos. Difícil solución tiene este laberinto llamado vida si dejas de ser niño por el resto de tus días.
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