El verano llega, falta poco. Despues de un invierno increible de olas, dias y dias de olas, frio y surfing del bueno, la primavera no desmerecio y tambien se marco unos dias de olas. El proceso mental de aqui en adelante se ha de trabajar arduamente, dia a dia. Las previsiones empiezan a ser imprevisiones y los partes juegan malas pasadas.
La llegada del lorenzo y sus sombrillas son imparables, playas abarrotadas, cuerpos blancos haciendo plancha, niños corriendo, padres y madres desesperados, pistolas en la playa, policia para arriba y para abajo... A medida que avanza la temporada la situacion empeora. El espacio vital entre tus pies y la toalla del vecino es directamente proporcional al espacio orbital de tu bañador ceñido a tus partes mas intimas, con lo cual pasas al estado de la sombrilla tamaño san francisco, tienes que coger esa pequeña sombrilla y plantarla para uno de tus dedos del pie. Pero lo que mas me pone de esta epoca en estado catatonico y depredador es la presencia del "desesperante", un viento que ni trae olas, ni viento, solo pesadez y calor... Tambien hay cosas positivas como leer bajo la sombra de un arbol mientras la peña se reboza en la calenturienta arena. Pensandolo bien, lo unico positivo, es que pronto y de un solo golpe nuestro otoño aparecera otra vez, hasta entonces, que neptuno nos regale marejadas en el mediterraneo y asi no iremos a tocar los cojones al norte, que los locales ya nos conocen demasiado.
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